miércoles, 4 de junio de 2014

Del Cotopaxi al IES Mediterránea

Cierro mis aportaciones al blog con la que creo que ha sido la mayor experiencia de mi vida, la subida al volcán Cotopaxi en Ecuador.

Un gran cúmulo de circustancias convirtieron este viaje en la mayor experiencia vital que he podido tener, os pondré en situación:

En Septiembre de 2012 realicé un viaje de un mes con mi compañera, que nos llevo a recorrer gran parte de la sierra de Los Andes ecuatorianos. Partimos desde Quito para acabar en Cuenca, ciudad que se encuentra a unos pocos kilometros de la frontera con Perú.
En nuestra bajada hacia el sur paramos en Zimbaua, un poblado indígena y donde se encuentra otro de los grandes recursos del pais, la laguna de Quilotoa. Pasamos 3 días alli en los que tuvimos que comer platos típicos indigenas a los que nuestro estómago no estaba acostumbrado, provocando que a mi compañera le entrara una descomposición estomacal, lo que llamamos de manera común una dearrea en toda regla. Esto provocó que tuvieramos que marcharnos hacía Latacunga la ciudad mas grande de la zona en la que nos encontrabamos y donde pasamos otros 3 días pero esta vez con todas las comodidades. La parada técnica nos llevó a ver de lejos el volcán Cotopaxi y vimos la posibilidad de ir a conocerlo. El último día de hotel, en la recepción, el dueño nos comentó que pocas veces se podía ver el Cotopaxi tan despejado y nos instó a que no perdieramos la oportunidad de visitarlo, así que manos a la obra.

Cogimos un taxi que nos dejó en la entrada del Parque Cotopaxi en aproximadamente 40 minutos y aquí empezó la gran aventura. Nada mas llegar, se nos empezaron a acercar nativos de la zona a ofrecernos el servicio de todoterreno, ya que para llegar hasta las faldas del volcán era necesario vehículo. Los precios nos parecían excesivos y tuvimos la suerte de preguntarle a un vecino del lugar si los precios eran acordes o nos trataban de engañar.
Nos comentó que el precio era ese, pero en ese momento paró a un todoterreno y comentó al conductor si nos podía llevar de manera altruista, y este aceptó encantado, aunque nos advirtió que el solo iba hasta una parte del camino y que por lo tanto, deberiamos buscar otro transporte en el que terminar el recorrido. Aceptamos y viajamos durante media hora en la parte trasera de un pic up con una familia ecuatoriana. Tuvimos que coger hasta 3 coches mas estirando el dedo, la experiencia empezaba a ser inolvidable.

Por fín llegamos a las faldas del Cotopaxi, un volcán de cerca de 6000 metros de altura, el segundo mas alto de todo el país, y aquí empezaba nuestra andadura a pie.
Lo cierto es que tal altura me provocó en algunos momentos mareos y ganas de vomitar pero las ganas de subir hasta el final vencían el temor de terminar mareandome y tener que regresarme sin cumplir el objetivo.
Pasos lentos, paradas cada 2 minutos y las barritas de chocolate que llevaba en la mochila me ayudaron a llegar al refugio, 4800 metros de altura que hacían imposible el continuar con la subida, además, la nieve empezaba a caernos sobre la cabeza. Llegados al refugio y con una sensación de superación tremenda tomamos un té de coca y conversamos con los encargados de llevar el refugio.

La bajada, de nuevo a dedo nos llevo a conocer a un chico que estaba recorriendo el país, pues acababa de terminar la carrera de turismo y andaba conociendo los rincones mas bonitos de Ecuador para después poder poner en práctica toda su experiencia.

Creo que desde ese momento y después de esta grandisima experiencia, empecé a plantearme el estudiar algo relacionado con el turismo, y aquí estoy, terminando el primer curso de guía turístico.
La vida es un reto constante.
NOS VEMOS EL AÑO QUE VIENE!!!!!!!!
B.M.E.






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