Análisis/ Que se está produciendo un cambio
profundo en nuestra sociedad, a raíz de la crisis de estos años, nadie puede
dudarlo. Algunos hablan incluso de revolución, y es posible que así sea y que
solo la perspectiva del tiempo nos dé una visión global y real de lo que está
pasando.
Le oí decir a José Luis Sampedro en una entrevista
televisiva que las nuevas normas
económicas estaban transformando profundamente nuestra sociedad y
creando a unos nuevos parias que él llamaba “ciudadanos de desecho”: la destrucción a conciencia de la clase media
-que ha desaparecido con la crisis en un 35%-, lleva a una sociedad mucho más
polarizada entre ricos con derechos
(por los que pueden pagar) y pobres sin
ellos. Éstos últimos son los “ciudadanos de desecho” a quienes se
refería Sampedro, simple fuerza bruta para la economía.
En Fiturtech escuché una versión más elaborada
de esta teoría, y más centrada en la empresa turística, por boca de Félix Cuesta, Doctor en Economía y único
español invitado a participar en la reunión anual de Premios Nobel de
Economía.
Cuesta habla también de transformación social y establece cuatro
categorías: aristocracia, élite económica,
sociedad masiva y obreros. Los obreros disponen del poder adquisitivo
justo para comprar los bienes de consumo básicos: su único derecho parece ser el
de la supervivencia elemental... como los "ciudadanos de desecho" de
Sampedro.
La “sociedad masiva” es también llamada por Cuesta
la “sociedad low cost”, y en parte
sustituye a la decapitada clase media.
Perfil +
actitud
Para él, esa “sociedad low cost” no se define tanto
por su poder adquisitivo como por un
perfil determinado sumado a una
actitud: en realidad son quienes compran con mentalidad low cost, pertenezcan al estrato social
que sea. Es innegable que la cultura low cost es uno de los éxitos de la crisis:
¿recuerdan ustedes cuando presumíamos de haber comprado algo muy caro? Nadie
duda de que ahora de lo que presumimos es de conseguir un precio de saldo. Eso
significa ser listo.
O sea, se trata de personas que quieren exactamente lo mismo que tienen los de la
élite económica, pero que lo quieren más barato: las empresas deberán
quizá plantearse, dice Félix Cuesta, que establecer con estos consumidores dos o
tres transacciones no les aportará beneficios a causa del escaso margen en los
precios, por lo que deberán asegurarse una fidelización de largo recorrido que
permita centenares o miles de transacciones con esos consumidores a lo largo de
su vida. Nada fácil, desde luego.
Pero me parce un interesante punto de vista para la
empresa turística, que quizá hasta ahora no se haya tomado todo lo en serio que
debería la fidelización de sus clientes. Se sabe que es más caro captar a nuevos
clientes que fidelizar a los que ya tenemos, por lo tanto, concluye Cuesta, la
estrategia de fidelización debería
pasar a primer plano para unos clientes que encima ven alargarse su esperanza de
vida
Comentario personal:
La mentalidad low cost creo que ha sido impuesta a lo largo de estos años, cuando llegar a fin de mes casi es una misión imposible...si eso lo vemos reflejado en el carro de la compra, cuanto menos a la hora de reservar un viaje, habitación...o cualquier tipo de ocio.
No estoy muy de acuerdo en que no importa el nivel de poder adquisitivo...no creo que un millonario que posee un jet privado se interese mucho por cuanto le va a costar una cena en la terraza del Hilton en Madrid.Aunque por supuesto estos millonarios no dejan de ser una minoría y no son en los que están interesados las compañías low cost.
Pero como al final la "sociedad masiva" es el sector más amplio y fidelizarles es el fin último...ofrecer servicios que su clase social no les permitiría es el fin.
Odio la diferencia de clases...
Maria José Sánchez
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