El uno de mayo de 2011 comenzaba la temporada de cruceros por el mediterráneo.
Iberocruceros fue la compañía elegida para lo que sería una inolvidable luna de miel.
Comenzar en Valencia, recorriendo las magníficas instalaciones del circuito de velocidad tan discutiblemente bien integrado en la ciudad y embarcar hacia el puerto de Barcelona. Un servicio de habitaciones
exquisito y saber hacer de la tripulación.
Quizá alguien pueda pensar, y quizá sea verdad que unas horas nunca serán suficiente
para conocer una ciudad, pero quien embarca en un crucero ha de tener claro que ninguna ciudad
de las visitadas será conocida a fondo, pero sí es el marco perfecto para conocer unas pinceladas
que seguramente te animarán a volver y conocerla a fondo, como fue mi caso en Roma.
De ninguna otra manera podrías recorrer Capri, Roma,Sicilia, Nápoles,Catacolo, Santorini, Atenas en apenas 7 dias...puede parecer una maratón y por supuesto no será un viaje de relax...sino más bien
de atarse fuerte las zapatillas y ya sea con una excursión...facultativa y pasada de precio,o con el mapa
en mano, dejarse llevar por las calles que te cuentan su pasado y sentirse como uno de sus habitantes.
Y si las primeras horas del día fueron animadas en las diferentes ciudades...a medio día la actividad en el barco se tornaba frenética, un cruce de viajeros y tripulación, que al son de la sirena
se aremolinaban frente a exóticas comidas, tematizadas dependiendo del puerto en el que
fuésemos a atracar al día siguiente. Fiestas temáticas a bordo...en mitad del inmenso mediterráneo.
De ensueño.
Un viaje, quizá un poco estresante pero que mereció la pena...cada momento vivido fue vivido al
máximo...desde las ruinas de Olimpia, hasta la Sagrada Familia de Barcelona.
María José Sánchez Pérez
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